La fragmentación del conocimiento basado en la investigación disciplinar ha sido útil para la profundización teórico-práctica de cada área en su respectivo ámbito. Sin embargo, en el reverso ha tenido como consecuencia una división de la ciencia -y, probablemente, de la sociedad misma- que muchas veces desemboca en explicaciones parciales y en una pérdida de material intelectual potencialmente valioso.
Las realidades, sabemos, son complejas y difíciles de abordar, y dicha complejidad se acrecienta en la sociedad contemporánea mediatizada y global. La interdisciplina, considerando aquello, se ha vuelto una práctica de investigación necesaria, así como una ruta a seguir. Es una perspectiva que permite dialogar con otras áreas del conocimiento y es una manera de pensar las problemáticas de manera más compleja y enriquecida. Es, finalmente, una forma de construir sociedad, en un momento en que las comunicaciones juegan un rol central.
Los estudios en comunicación, dada su emergencia reciente en comparación con otros campos de mayor tradición y presencia académica, asoman como un espacio de integración que posibilita el diálogo interdisciplinar. Por lo mismo, representan una oportunidad que trasciende al periodismo, a las comunicaciones y, por lo tanto, a las ciencias sociales.